La llegada de un bebé trae consigo una mezcla de emociones, pero también algunas preocupaciones naturales. Una de ellas es la hipoglucemia neonatal, que es glucosa baja en recién nacidos, un trastorno metabólico que puede afectar a los recién nacidos en sus primeras horas o días de vida.
La glucosa baja en recien nacidos es la principal fuente de energía para el cerebro y el cuerpo del bebé. Cuando sus niveles bajan demasiado, existe el riesgo de afectar su desarrollo neurológico si no se detecta y trata a tiempo.
En este artículo, escrito desde la perspectiva de un pediatra y optimizado para blog, te explicaré en detalle qué es la hipoglucemia neonatal, por qué ocurre, cuáles son sus síntomas, cómo se diagnostica y cuáles son los tratamientos más efectivos.

¿Qué es la hipoglucemia neonatal?
La hipoglucemia neonatal se define como un nivel anormalmente bajo de glucosa en la sangre de un recién nacido.
Aunque los valores pueden variar según la fuente médica, en términos generales se considera hipoglucemia cuando:
- En las primeras 24 horas de vida, la glucosa en sangre es menor a 40 mg/dl.
- Después de las 24 horas, niveles por debajo de 45 mg/dl son preocupantes.
El cerebro del bebé depende en gran medida de la glucosa como energía, por lo que mantener un nivel adecuado es esencial para su desarrollo.

Causas de la hipoglucemia neonatal
Las causas de la hipoglucemia en recién nacidos son diversas y pueden relacionarse con factores maternos, fetales o neonatales.
1. Factores maternos
- Diabetes gestacional o preexistente: los bebés de madres diabéticas pueden producir más insulina, lo que reduce sus niveles de glucosa tras el nacimiento.
- Medicamentos maternos: algunos fármacos administrados durante el embarazo o el parto pueden interferir en el metabolismo de la glucosa del bebé.
2. Factores neonatales
- Prematuridad: los bebés nacidos antes de término tienen reservas de glucógeno limitadas.
- Bajo peso al nacer o restricción de crecimiento intrauterino (RCIU): menor capacidad para almacenar y utilizar glucosa.
- Estrés perinatal: asfixia, hipotermia o infecciones aumentan el consumo de glucosa.
- Errores congénitos del metabolismo: aunque poco frecuentes, ciertas condiciones genéticas dificultan la regulación de la glucosa.
3. Factores relacionados con la alimentación
- Dificultades en la lactancia: un inicio tardío de la lactancia o tomas insuficientes reducen la disponibilidad de glucosa.
Síntomas de la hipoglucemia en bebés
En muchos casos, la hipoglucemia neonatal puede ser asintomática, lo que hace indispensable el monitoreo en bebés de riesgo. Sin embargo, cuando aparecen síntomas, suelen incluir signos que podemos notal, tales como:
- Temblor o movimientos bruscos.
- Irritabilidad o llanto agudo.
- Somnolencia excesiva o dificultad para despertar.
- Piel fría, sudoración o palidez.
- Dificultad para alimentarse o rechazo del pecho.
- Convulsiones en casos graves.
👉 Importante: algunos síntomas son inespecíficos y pueden confundirse con otras condiciones, por eso el control médico es fundamental y no debe tomarse a la ligera.

Diagnóstico de la hipoglucemia neonatal
El diagnóstico se realiza mediante la medición de glucosa en sangre capilar (generalmente en el talón del bebé) y, si el resultado es bajo, se confirma con una muestra venosa o plasmática.
El pediatra también considera:
- Edad del bebé en horas de vida.
- Factores de riesgo maternos y neonatales.
- Presencia de síntomas clínicos.
En hospitales, los bebés con riesgo (prematuros, hijos de madres diabéticas, bajo peso al nacer) suelen ser monitoreados rutinariamente en las primeras 24–48 horas.

Tratamiento de la hipoglucemia neonatal
tratamiento de la hipoglucemia neonatal depende de la causa y de la severidad de la hipoglucemia.
1. Alimentación precoz y frecuente
- El primer paso en casos leves es iniciar la lactancia materna temprana y frecuente.
- Si la lactancia no es posible, se administra leche extraída o fórmula como medida temporal.
2. Administración de glucosa oral
- En algunos casos se utiliza gel de glucosa al 40% aplicado en la mucosa bucal del bebé.
- Es una opción eficaz y no invasiva para hipoglucemias leves.
3. Sueros intravenosos
- En hipoglucemias moderadas o graves, el tratamiento consiste en administrar glucosa por vía intravenosa para restaurar rápidamente los niveles normales.
- Se realiza en unidades neonatales bajo estricta monitorización.
4. Tratamiento de la causa subyacente
- En bebés de madres diabéticas, es clave ajustar la alimentación y vigilancia.
- Si existe una enfermedad metabólica, se realizan estudios específicos y tratamientos a largo plazo.
Consecuencias de la hipoglucemia no tratada
La hipoglucemia neonatal, si no se trata adecuadamente, puede tener repercusiones graves en el desarrollo neurológico del bebé:
- Retraso en el desarrollo psicomotor.
- Problemas de aprendizaje.
- Alteraciones en la audición o visión.
- Daño cerebral irreversible en casos de hipoglucemias severas y prolongadas.
Por eso, la detección temprana y el tratamiento inmediato son fundamentales.
Prevención de la hipoglucemia neonatal
Si bien no siempre es posible prevenir todos los casos, existen medidas que ayudan a reducir el riesgo:
- Control adecuado de la diabetes gestacional o preexistente durante el embarazo.
- Inicio precoz de la lactancia materna, idealmente en la primera hora de vida.
- Alimentar al recién nacido con frecuencia, evitando ayunos prolongados.
- Monitoreo temprano en bebés con factores de riesgo.
- Mantener al recién nacido en un ambiente térmico adecuado, evitando la hipotermia.
El papel de los padres en la detección y cuidado
Aunque la hipoglucemia neonatal es principalmente diagnosticada en el hospital, los padres cumplen un rol vital mediante los cuidados neonatales al:
- Observar el comportamiento de su bebé.
- Consultar al pediatra si notan somnolencia excesiva, temblores o rechazo a la alimentación.
- Seguir las indicaciones médicas respecto a la alimentación y controles de glucosa.
Conclusión
La hipoglucemia neonatal es una condición frecuente, especialmente en bebés prematuros, de bajo peso o hijos de madres diabéticas. Aunque en la mayoría de los casos se resuelve con medidas simples como la lactancia precoz, en algunos bebés requiere intervención médica intensiva.
La clave está en la detección temprana, el monitoreo adecuado y el tratamiento oportuno para garantizar que el bebé tenga un inicio de vida saludable y sin complicaciones.
Los padres deben confiar en su pediatra y mantener una comunicación constante, ya que cada bebé es único y el plan de cuidado puede variar según la situación clínica.